martes, 16 de octubre de 2007

EL Hombre Federal en la Región Cisplatina - José Artigas


José Gervasio Artigas (Montevideo, 19 de junio de 1764 - Paraguay, 23 de septiembre de 1850) militar, estadista y máximo prócer uruguayo [1] [2] [3] . Recibió los títulos de Jefe de los Orientales y de Protector de los Pueblos Libres. Fue uno de los más importantes estadistas de la Revolución del Río de la Plata, por lo que es honrado también en la Argentina por su contribución a la independencia y federalización del país[4] [5] [6] .
Tuvo una actuación destacada en las luchas
independentistas y en el predominio de las ideas republicanas y democráticas sobre las monárquicas. Luchó sucesivamente contra el Imperio Español, los unitarios instalados en la ciudad de Buenos Aires y Montevideo y el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve. Condujo a los actuales territorios de Uruguay, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Misiones hacia la independencia de España.
De manera directa, sus luchas se orientaron a la conformación de las
Provincias Unidas del Río de la Plata organizadas estrictamente sobre los principios del federalismo y la república, defendiendo la integración de lo que hoy es Uruguay como Provincia Oriental, en referencia al hecho de que el territorio se ubica en la banda oriental del Río Uruguay. Esta es la razón por la cual los uruguayos se denominan a sí mismos, habitualmente, con el gentilicio de «orientales».
Su férrea defensa de la autonomía federal de las provincias contribuyó de manera indirecta a la constitución de la
República Oriental del Uruguay como estado independiente en 1828, cuando él se encontraba ya en su largo exilio en Paraguay, país donde murió


Hijo de Martín José Artigas y Francisca Antonia Arnal Rodríguez, según la partida que luce al folio 209 del Libro Primero de Bautismos de la Catedral de Montevideo, su abuelo, Juan Antonio Artigas, había sido uno de los primeros pobladores de la ciudad. Formaba parte de una de las familias más acaudaladas de Montevideo. Su padre era propietario de campos y fue el primer Capitán de Milicias, desempeñando el cargo de Oficial Real. En virtud de ello, recibió en su niñez, la mejor educación que en la época se podía dar en su ciudad; la cual consistía en la enseñanza primaria, impartida por los Padres Franciscanos del Convento de San Bernardino.
A los doce años se trasladó al campo y se dedicó a las tareas rurales, en tierras pertenecientes a su familia. Observando a los habitantes del lugar -entre ellos, los gauchos- se hizo ágil en el manejo de las armas y del caballo.
También se relacionó con los aborígenes charrúas de manera intensa. Según diversos investigadores -entre los que se destaca Carlos Maggi, que expone esta afirmación en su libro "El Caciquillo"- durante el período que va desde su adolescencia hasta su ingreso en el cuerpo de Blandengues, período en el cual no aparecen referencias a José Artigas en los registros de la época, vivió con los charrúas, llegando a tener mujer e hijo dentro de esa nación. Su vida se desarrolló en el "lejano norte", zona ubicada al norte del Río Negro y al sur de la zona bajo dominio portugués, en las Misiones Orientales y Río Grande de San Pedro. Se dedicó, como muchos de los que poblaban esa zona en disputa, a tareas que orillaban la legalidad, como el contrabando y el abigeato en el marco de la lucha contra los ocupantes portugueses de las Misiones Orientales.
A los treinta y tres años, en 1797, amparándose en una amnistía para quienes no tuvieran delitos de sangre, ingresó como soldado raso al recién creado cuerpo de Blandengues de Montevideo, una milicia especialmente autorizada por el rey en el Virreinato del Río de la Plata, que tenía como fin de proteger las fronteras. En esta función, Artigas, participó del control de los avances portugueses en la frontera norte y en la lucha contra el contrabando y el pillaje.
Poco antes de finalizar el siglo XVIII, Artigas se encontró en la frontera con el Brasil, con un afro-montevideano que había sido capturado por los portugueses y reducido a la esclavitud. Decidió entonces comprarlo para darle la libertad. Desde entonces Joaquín Lenzina, mas conocido como «el negro Ansina», acompañaría a Artigas durante el resto de su vida, convirtiéndose en su mejor amigo, su camarada de armas y su cronista[7] . A Ansina corresponden estos versos sobre los años en el cuerpo de Blandengues:
Aunque en Maldonado está
el cuartel general,
el blandengue siempre va
por toda la tierra Oriental.
Artigas enseña
a no encender el fogón
que deje seña
de su posición...
Sigue, de noche y de día,
las huellas criminales
buscando con porfía
a hombres y animales.[8]
En 1806, ante la primera de las Invasiones Inglesas y la ocupación de Buenos Aires por el ejército británico, colaboró con Pueyrredón y llegó a organizar por si mismo una fuerza de 300 soldados que no llegaron a entrar en combate.
El conocimiento adquirido hizo que desempeñara la tarea con éxito, siendo ascendido primero a capitán de milicias, posición alcanzada antes por su padre y por su abuelo, y luego ayudante mayor.

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