lunes, 8 de octubre de 2007

Muerte del último Libertador - Ernesto Guevara de La Serna



Ernesto Guevara, más conocido como el Che Guevara, o simplemente El ché (14 de junio de 1928 en Rosario, Provincia de Santa Fe, Argentina - 9 de octubre de 1967 en La Higuera, Bolivia), fue un médico, político y guerrillero argentino-cubano, cuya figura despierta grandes pasiones tanto a favor como en contra. Fue uno de los líderes de la Revolución Cubana. En la década de los 60 se estableció con un pequeño grupo guerrillero en Bolivia donde fue capturado y ejecutado en forma clandestina por el Ejército Boliviano con la colaboración de la CIA. Tras su muerte se ha convertido en un símbolo de alcance mundial, para sus partidarios simboliza la lucha contra las injusticias sociales o de rebeldía y espíritu incorruptible, mientras que es visto por sus detractores como un asesino en masa y criminal, acusándolo además de una mala gestión como Ministro de Industria. El contorno de su rostro, obtenido a partir de una foto de Alberto Korda, es una de las imágenes más reproducidas del mundo. Los ojos oscuros de Ernesto "Che" Guevara se iluminaban cuando se expresaba con agudo sarcasmo para hacer hincapié en la austeridad y la disciplina, tal como lo recuerdan los que combatieron y trabajaron a su lado, antes de que muriera hace 40 años cuando intentaba iniciar una insurrección en Bolivia. Ahora que los cubanos y revolucionarios de todo el mundo se aprestan a conmemorar el 40mo aniversario de su muerte, sus allegados recuerdan a un hombre sarcástico, complejo, tan exigente consigo mismo como con los demás, no a un icono bidimensional cuya imagen ha sido difundida en afiches y camisetas. Alberto Granados, el amigo que viajó con él a través de América del Sur en una motocicleta en 1952, un viaje descrito en la película "Diarios de motocicleta" del 2004, dijo que el Che siempre hizo lo que dijo que pensaba hacer, y por eso su imagen perdura. El gobierno de Cuba rendirá homenaje el lunes al médico de origen argentino que se unió a la Revolución Cubana e inspiró a revolucionarios de todo el mundo en una ceremonia en Santa Clara, el sitio de su mayor triunfo militar. Luego que los restos de Guevara fueron devueltos a Cuba desde Bolivia hace 10 años, se los enterró durante una ceremonia debajo de una gigantesca estatua de bronce de su imagen en Santa Clara, donde lideró una victoria decisiva que aseguró el triunfo de la Revolución Cubana a fines de 1958. El presidente Fulgencio Batista huyó del país y los rebeldes proclamaron la victoria en el Año Nuevo de 1959. Se proyectan también ceremonias en su homenaje en Bolivia, donde Guevara fue muerto el 9 de octubre de 1967 tras ser capturado por el ejército, y se está construyendo una estatua de él en Argentina. En Cuba se proyectan conciertos, una exhibición fotográfica y una reunión de 1.500 ajedrecistas, el juego favorito del Che. En Venezuela se proyecta realizar una exposición de arte. La imagen de Guevara está por todas partes en Cuba, donde su rostro se encuentra en la fachada del edificio del Ministerio del Interior ante la Plaza de la Revolución, en La Habana. Los niños cubanos comienzan sus clases afirmando: "Pioneros del comunismo. ¡Seremos como el Che!" Algunos de quienes estuvieron bajo su mando recuerdan su insistencia en el acatamiento a la autoridad. Tirso Sáenz, quien escribió un libro acerca de su trabajo como asesor de Guevara cuando era ministro de Industrias, dijo que el revolucionario exigía a todos, y también era muy exigente consigo mismo. Sáenz dijo que Guevara se enfurecía cuando él y otros funcionarios del ministerio recibieron grandes trozos de carne durante un período de severa escasez de alimentos, y que en cierta ocasión ordenó que se la llevaran. La imagen del marxista con una boina, la mirada fija y decidida, y una barba poco cuidada sigue siendo apreciada entre los izquierdistas de América Latina, donde inspiró movimientos guerrilleros en las décadas de 1970 y 1980. En cambio, durante la Guerra Fría, su imagen era odiada por los enemigos del comunismo, especialmente los cubanos en el exilio. Uno de esos exiliados, el ex agente de la CIA Gustavo Villoldo, de 71 años, espera obtener ganancias a partir de la imagen de Guevara al subastar un poco del cabello del revolucionario, que le fue cortado antes de que fuera enterrado en una tumba secreta en Bolivia. Villoldo, que de acuerdo con documentos estadounidenses divulgados posteriormente estuvo involucrado en la captura de Guevara, ha conservado los mechones de cabello y otros artículos dentro de un álbum desde la misión conjunta efectuada entre la CIA y el ejército boliviano hace cuatro décadas. La subasta se llevará a cabo el 25 y el 26 de octubre en Dallas. Los planes para ésta han generado muchas discusiones en internet. Y el legado de Guevara, que tendría 79 años en la actualidad, también ha estado sujeto a diferencias de opinión, con debates sobre su presunto papel en los cientos de ejecuciones de funcionarios del gobierno de Batista llevadas a cabo a principios de 1959. De acuerdo con el escritor estadounidense Jon Lee Anderson, Guevara fungió como "fiscal supremo" cuando se llevaron a cabo unos 550 fusilamientos durante los primeros meses del nuevo gobierno revolucionario. En su biografía "Che Guevara: A Revolutionary Life" ("Che Guevara: Una vida revolucionaria", Anderson escribió que las preocupaciones estadounidenses por las continuas ejecuciones crearon problemas políticos para Fidel Castro posteriormente ese año durante su primera visita a Estados Unidos como el nuevo líder de Cuba, y que Guevara se enojó cuando Castro ordenó suspenderlas. Sin embargo, en sus entrevistas con el escritor español Ignacio Ramonet, Castro negó que él y Guevara hayan tenido desacuerdos importantes. En el libro que Ramonet produjo a partir de esas entrevistas, "100 horas con Fidel", Castro habló de la muerte de Guevara, diciendo que el "Che no era un hombre que pudiera haber sido tomado prisionero", y que fue capturado por las autoridades bolivianas sólo porque su arma falló. Herido y desarmado, el Che fue llevado a la pequeña población de La Higuera. "Al día siguiente", le contó Castro a Ramonet, "el 9 de octubre de 1967, al mediodía, lo ejecutaron a sangre fría". Castro dijo que quienes lo mataron suponían que cesaría de existir como guerrillero, pero "ahora está en cada lugar, en todo sitio donde hay una causa justa que defender"

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